Efectos del ejercicio físico sobre el sueño

La palabra Sueño viene del latín Somnum y  designa tanto el acto de dormir como el deseo de hacerlo. El sueño es una necesidad básica del organismo y su satisfacción nos permite la supervivencia, gracias al sueño podemos mantener un equilibrio en nuestro organismo. Al faltar este equilibrio el cuerpo tratará por todos los medios de recuperarlo, de acuerdo al Instituto del Sueño existen dos tipos de sueños: el sueño REM (Por su siglas en inglés Rapid Eye Movement o Movimiento ocular rápido en español) y el sueño No REM. En el sueño REM predomina la reparación cerebral, consolidación de recuerdos, almacenamiento de recuerdos relevantes y olvido de los que no lo son. De ahí se explica que cuando alguien está aprendiendo algo aumentan los sueños REM. Por otro lado los sueños no REM están relacionados con la reparación y conservación del cuerpo y la recuperación de su energía.

El ejercicio físico está asociado con el sueño de mejor calidad. En el año de 2002 según un estudio realizado por Charles G. Morris psicólogo  y escritor de varios libros de psicología, afirma que el ejercicio físico moderado, puede favorecer el dormir. En su estudio  los participantes afirmaron que después de realizar ejercicio físico se sintieron más cansados y durmieron mejor, también desaconseja la práctica de ejercicio físico de cierta intensidad hasta 6 horas antes de acostarse a dormir, aunque dependerá de la intensidad del entrenamiento. Se aconseja realizar un ejercicio de larga duración, aeróbico, por lo menos de una hora y no cercano a la noche, con esto conseguiremos aumentar nuestro sueño.

Elena G. White habla sobre la importancia del sueño y de sus beneficios al hacerlo constantemente, citando el libro Conducción del niño Pág. 341: “No se debería pasar por alto la importancia de la regularidad de las horas para dormir, puesto que la obra de reparar el cuerpo se efectúa durante las horas de descanso, es esencial, especialmente para los jóvenes, que el sueño sea metódico  y abundante.”

Utilicemos pues el ejercicio físico como método para combatir el insomnio, recordando hacerlo siempre 6 horas antes de ir a dormir o bien salir a caminar por la mañana cuando el aire está renovado y limpio por el rocío  de la noche.

“Venid a mí los que estéis cansados y trabajados que yo os hare descansar”. {Mateo 11:28}

“Porque yo he de satisfacer al alma cansada y he de saciar a toda alma atribulada”. {Jeremías 31:25}