Prueba a Dios, ¡Pruébalo!

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¡Probarlo fue lo que Él hizo!

 Por Kat Taylor

Durante el año pasado, mi corazón estuvo anhelando dejar mi carrera secular para servir a tiempo completo en el ministerio. Pero, ¿dónde? Y si me dedicase a tiempo completo al ministerio, ¿cómo podría pagar mis cuentas o comprar el carro que necesitaba desesperadamente? 

Bueno, Dios conocía mis necesidades y sus planes para mi vida mucho antes de lo que yo había imaginado. La Biblia dice, “Y antes que clamen, responderé yo” (Isaías 65:24). 

Conociendo que necesitaba de un trasporte seguro y de que Él podría cambiarme de mi trabajo en el gobierno federal al cargo de preceptora de una academia privada para señoritas, proveyó un auto para mí anticipadamente. También proporcionó los fondos necesarios para hacerle el mantenimiento y reparación al carro.

Además de mis compañeros de oración personal, nadie más sabía de mis deseos y necesidades. Esto fue solo entre nosotros y Dios. Y Dios demostró ser fiel. En Mateo 6:31-33 dice: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.  Mi fe creció tanto que decidí probar a Dios una vez más. Un par de meses después decidí que le diría a mi empleador que no retornaría a trabajar el año entrante. Sabía que Dios tenía mejores planes para mí. Un plan para el ministerio. 

Unos pocos días después, a través de una serie de citas divinas, conocí a las personas correctas en el lugar correcto y en el tiempo correcto; y el cargo de preceptora de señoritas para una academia privada me fue ofrecido. Fue el ajuste perfecto para el deseo de servir que había en mi corazón, y no podía creer como todo esto estaba tomando forma. Entonces me di cuenta de que Dios había estado trabajando y acomodando todos esos detalles para su gloria, mucho antes de que se lo pida. Y eso es lo que a Dios le gusta hacer.

En Malaquías 3:10, Dios dice “pruébame”. En otras palabras, “me prueba, pruébame”, nos anima. Cuando nosotros escogemos ponerlo en primer lugar, no solo en nuestros diezmos y ofrendas, sino en nuestra vida. ¡Él será fiel!

 

¡Únete a mí y prueba la fidelidad de Dios!

Kat Taylor, disfruta ser preceptora de señoritas en la Academia de Oklahoma y continúa trabajando en el ministerio de oración así como ayudando en los medios de comunicación de Reavivamiento y Reforma.

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